Después de lo que en este universo son varios años, y para ustedes terrícolas, viajeros o extranjeros han de ser semanas, vueeeelve el caos. ¿Para hablarles de qué?, bueno…de sí mismo. Les cuento que tras semanas de silencio mental, tras interminables noches de desvelos infructuosos, y días de ocio culposo, he decidido que cuando las ideas no quieren venir, no hay manera de obligarlas. Y por eso, qué mejor que lamentarse por su ausencia, y hacer de la ausencia misma, una solución.
¡Que rabia da cuando no se te ocurre nada, pero nada útil!, supongamos que un bendito día despiertas temprano y mágicamente con energías. ¡De pronto te dan ganas de hacer algo! Aparte del terremoto, tsunami, meteorito, chatarra espacial y todo fenómeno desatado por el inédito hecho de tu despertar, no ocurre mucha actividad relevante, tu cerebro se ha secado y no aparecen ideas para hacer. El panorama diurno es poco apetecible a tus ojos noctámbulos, y el combustible baja y baja, hasta que entras peligrosamente en tu habitual y a estas alturas patentado, estado de hibernación. Porque cuando llevas años del universo del caos, en paro, te comienzas a convertir poco a poco en la versión zombi de tu antiguo yo. Y es que no solo estas física e intelectualmente en paro, tu cerebro se enojó porque piensa que no le das lo que necesita, así que el también decidió irse a paro. Mira tú...
Ahora vives para hacerle propaganda a the walking dead, o en su defecto, a cualquier porquería zombi que se haya hecho con posterioridad intentando repetir el hit. Tus vecinos te temen a ti y a tus parlantes, tu mascota está en los huesos porque estás demasiado débil para ir a comprarle comida, tu ropa de andar en la casa y tu pijama son la misma cosa; tus padres reniegan avergonzados de ti y tus amigos te dan por muerto una vez que empiezas a desaparecer de las redes sociales, o bien, tratan de huir desesperados por tu presencia omnipotente en las mismas. Sep, así es. Blanco o negro, tu estado actual no da cabida a los términos medios: eres pro movilización estudiantil o anti todo progreso social, eres feliz o andas suicida, eres apático o tienes síndrome de Mahatma Gandhi; eres sano o eres autodestructivo, eres amigable o andas simplemente intratable -como alguien que conozco-. Hablas sin parar o tienes mutismo crónico, dices cosas inteligentes o puras estupideces. Andas suertudo o lisa y llanamente no te resulta nada!. Y bueno...en uno de esos rarísimos, preciosos y a estas alturas del partido, paranormales momentos de luz, te das cuenta de ciertas cosas. Por ejemplo puedes llegar a: dudar seriamente de tu vocación profesional, a cuestionar tus lazos afectivos, a empezar a creer fundadamente que la vida es mas juego que otra cosa; a darte cuenta que con todo sufrimiento, agotamiento, paro mental y cesantía por no, digamos...avisparte lo suficente, estás extactamente donde debes estar. Ves que como tal no existes más que donde te encuentras y que es eso lo único que tienes, zombi o no, vales suficientemente la pena como para considerarte a ti mismo, y puedes prepararte ansioso para repetir un nuevo día con ansias de noche, y una nueva noche con ansias de un mejor día....hasta que el silencio mental se acabe, hasta que el paro termine, o hasta que decidas por ti sin excusarte en otros. En uno de esos momentos brillantes, que no abundan, pero que cuando hacen acto de presencia te pasan de vago a monje en retiro espiritual, ves que el mundo, la vida y los días se resumen en una palabra. Y que tu también eres eso y quieres que te dejen ser. ¿Qué cosa?, te preguntarán por ahí...bueno pues, Puro y complejo CAOS. CARLA