Lo sé,
lo sé, el título sugiere múltiples interpretaciones. A mi gusto la mayoría de
ellas poco favorecedoras para los imaginarios propósitos de nuestro universo;
sin embargo, he decidido utilizarlo porque la reflexión que intentaré hacer
aquí proviene de un texto que lleva el mismo título. Se trata de un artículo
sobre salud, específicamente investigaciones sobre las diferencias entre los
cerebros masculino y femenino, y como esto influye en las formas que ambos
sexos tienen de asimilar, interpretar, recordar y comunicar la información. Se
trata de un texto bastante interesante, pese a que a medida que leía me
distanciaba más de la sensación de estarme informando, como sea no quisiera
centrarme en lo que allí se dice pues pueden visitar la susodicha web por
ustedes mismos en el siguiente enlace:http://www.prevention.com/term/how-talk-man. (Lamento que esté en
inglés pero esta gente realmente produce muchísima info
interesante/basura/curiosa. Si tienen interés en el contenido y el traductor
les arroja un texto en troglodita-cromagnon entonces pueden pedirme una
traducción).
En
fin, dentro de todo encontré bastantes ideas de esas que "siempre has
sabido" pero que necesitas escuchar o leer para tomar consciencia de ellas
(esto no necesariamente implica reconocerlas como verdaderas): No es que el
hombre no escuche lo que estás diciendo, es que mientras más lo bombardeas con
información menos atención te prestará; no es que no le interese nada, es que
seguramente está pendiente de algo más es inútil tratar de competir con todas
las distracciones; si necesitas ayuda o quieres algo sólo pídelo no esperes que
adivine. Si estás a punto de decir algo importante más vale que lo dejes claro
desde el principio de ese modo te asegurarás que el mensaje sea considerado
como esperas (las razones biológicas para este y todos los otros puntos están
en el artículo, no esperen que las recuerde de memoria, soy mujer no robot),
los hombres no son tan buenos como las mujeres a la hora de identificar las
emociones del otro a través de los gestos, por lo que no esperes que sepa
espontáneamente que de pronto se te antoja un chocolate (lo sé, ejemplo
estúpido); ligado a lo anterior: procura decir directamente las intenciones de
tus palabras no juegues a las adivinanzas, además de seguro hasta a ti te
resulta imposible seguir el rastro a tus laberínticos pensamientos. Por lo
mismo, si tienes un objetivo/punto que te motiva a hablar ¡dilo!. Finalmente -y
esto es clave- ten paciencia: sintonizar dos cerebros así de alienígenas ha de
ser todo un reto.

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